martes, 17 de junio de 2008

El arte de dormir y estar despierta...

Algo que vengo perfeccionando desde hace unos días. Resulta que sí duermo, pero no completamente y resulta que sí, estoy despierta, pero tampoco completamente. ¿Entonces qué estoy? Es ese estado de transición que me exaspera, que alimenta mi mal humor y mis dolores corporales (enfatizando el de cabeza). Es ese estado que apaga mis ganas de estudiar (No debería decir ‘ganas’, debería decir ‘mi poca voluntad’, aunque en realidad es más de la que admito) Y hoy, en este preciso instante las obligaciones son directamente proporcionales a mi cansancio. ¿Entonces? Malgasto mi tiempo escribiendo esto porque pocas ganas tengo de leer una historia editada en 1893. Una larga historia editada en 1893. Y de leer Lingüística y de entender Gramática… pocas. Y me abruma la idea de un nuevo miércoles, sin horas suficientes. De una semana que se escapa y de las que llegarán. Esta noche quiero dormir y estar dormida…

jueves, 12 de junio de 2008

El arte de tomar apuntes...


Cuando el cansancio gana y palabras claras al principio son palabras incomprensibles al final. No por el contenido, si no porque la sola pronunciación aturde. Se escribe por inercia. Es una carrera en la que te obligan a correr y seguís, seguís. Y no mirás atrás ni a un costado porque sabés que vas a atrasarte, que todo va a avanzar y vos te vas a quedar ahí, en perfecta estaticidad, sin saber si quedarte, esperar o correr de nuevo. Yo prefiero el dinamismo, corro de nuevo y cruzo la línea de llegada. Fin de la clase.

martes, 10 de junio de 2008

Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste?

La mente no hace otra cosa que manejarse por asociaciones. Música y lugares con personas, experiencias, situaciones, sensaciones. Me fui… respiré otro aire, corté con la rutina, desasocié. Las sabias palabras de mi mamá y mi papá resonaban en mi cabeza. Una que otra lágrima rodaba por mi mejilla al recordar esos abrazos antes de partir. Sí, me iba sólo por un día, pero hacía más tiempo que yo no estaba entre ellos. Fueron veinticuatro horas de vivencias condensadas en recuerdos. Un viaje en colectivo con lecturas bíblicas incluidas. Películas que sólo escuchábamos con auriculares. Confesiones, charlas mundanas, llantos y risas. Caminatas bajo una lluvia que apenas mojaba la ciudad. El refugio de las Galerías Pacífico cuando las gotas fueron más tupidas. La grata compañía de aquella persona con la que tengo una conexión especial. Siempre la tuve. Su nombre traía a mi memoria una canción que canté bien despacito mientras recorríamos la calle Florida “Quién sabe Alicia este país…” pero ella me interrumpió: “no estuvo hecho porque sí.” Nos miramos y soltamos una carcajada. El almuerzo que se prolongó para matar el tiempo, aunque ninguna de las dos quería que se nos escurriera. El hombre simpático del kiosco de la esquina. - ¿Cómo hacemos para ir a Palermo Soho? - ¿Qué tiene que ver Palermo Soho con la caramelería? (Caramelería: estableciemiento en donde se venden caramelos y/u otras golosinas, pronúnciese ‘garamelería’) (Palermo Soho: zona de locales comerciales para que gente como nosotras se sorprenda de que un simple saquito esté valuado en $980, y lo que es peor, de que exista gente que esté dispuesta a pagar ese precio) Un café acá, otro allá. Viajar en subte gratis sin saber por qué. Observar a una autora comprar su propio libro. Y para no quedarme atrás, comprarme uno yo también. Los viajes en taxi en los que no pasaba desapercibida nuestra procedencia. El contraste entre el frío gris de la ciudad y nuestra alegría de encontrarnos ahí, juntas. El regreso y el abrazo final, reafirmando una amistad que empezó hace años y que necesitaba darse un día entero.

martes, 3 de junio de 2008

I Wish I Cared

To love me truly or let me go
In-between I don't wanna know
This is how it has to be
No more us and no more we...