Digamos que siempre fui de esas a las que les aterra manejar cuando llueve torrencialmente. Hoy fue la excepción. Antes de que empezara a gotear, sonaba en el auto Artaud, uno de los mejores discos de Pescado. Cuando volvía a casa, la temperatura en el interior del auto, producto del aire acondicionado puesto al mínimo, contrastaba con la humedad y la pesadez que me mostraba el parabrisas. Y la voz de Spinetta completaba el ambiente, sólo que esta vez, estaba acompañada de gotas que golpeaban con gran fuerza las chapas del auto y conformaban un particular coro de fondo.
La velocidad, la frescura, la música, el llorar del cielo y su sonido tan particular, contribuyeron a que esa vuelta a casa sea una de las más placenteras...
martes, 29 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)