jueves, 26 de marzo de 2009

La Insoportable Levedad del Ser

Séptima parte - Capítulo 2
En el mismo comienzo del Génesis está escrito que Dios creó al hombre para confiarle el dominio sobre los pájaros, los peces, los animales. Claro que el Génesis fue escrito por un hombre y no por un caballo. No hay seguridad alguna de que Dios haya confiado efectivamente al hombre el dominio de otros seres. Más bien parece que el hombre inventó a Dios para convertir en sagrado el dominio sobre la vaca y el caballo que había usurpado. Sí, el derecho a matar a un ciervo o una vaca es lo único en que la humanidad coincide fraternalmente, incluso en medio de las guerras sangrientas.

Hasta el hartazgo

Por eso se había acostado, como si el sueño pudiera interponerse y cerrar un ciclo donde algo se estaba desorganizando y moviendo de un modo que no quería concebir. Todo volvería a estar bien con la mañana. Con la mañana todo volvería a estar bien.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Lejos, no importa qué tan cerca...

Si a la distancia física le sumamos la distancia emocional, ¿qué nos queda? Lo más temido, lo más molesto: una distancia entera que corrompe hasta la más pura de las relaciones; una distancia que multiplica el tiempo de s e p a r a c i ó n y agiganta las diferencias. Andate, pero sin irte. Volvé como si nunca te hubieses ido… No te pierdas, no me pierdas, no nos perdamos.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Y es que había dejado de ser lo que era en el momento en que la vida tomó todas las decisiones por ella. Tuvo que alejarse de sus sueños y esperanzas y parpadear hasta que sus ojos pudieron acostumbrarse a una nueva perspectiva. Y creyendo que no iba a ser capaz de lograrlo, se levantó un día con la certeza de que aquella sonrisa en su rostro no iba a borrársele fácilmente. Contaba con un impulso y unas ganas de vivir que no entendía pero que recibía con brazos abiertos. Y esa soledad que alguna vez la hizo sentirse intimidada e indefensa era ahora, ante sus ojos, la prueba misma del poder. Un poder que la alejaba de todo y de todos y que la elevaba hacia la libertad que siempre había desaprovechado... y al elevarse se sentía por encima de los demás; aunque en realidad sólo se percibía por encima de ella misma, dejando cualquier aire de superioridad de lado. Y es que había dejado de ser lo que era para ser doblemente lo que siempre había querido: su ego reivindicado, su personalidad intensificada, su seguridad reanimada. ¿Qué más podía pedir? Ah, sí… estabilidad.

domingo, 15 de marzo de 2009

El amuchamiento enmascara la soledad... y a veces la multiplica.

jueves, 12 de marzo de 2009

El grito de mi (in)consciencia

Mi noche empezó acompañada de ganas de escribir (deseando un poco también esa inspiración que complementa a las ganas y que rara vez ocurre en simultáneo). Un poco a modo de catarsis y un poco... no, sólo a modo de catarsis... últimamente es lo único que me impulsa a escribir. Poco tengo yo de habilidad para escribir con propósitos que van más allá del egoismo, como ser: hacer reír o dar a conocer, entre otros. Y hablo de egoismo porque en lo que a mí me concierne, la única que saca provecho de esto soy yo. A no ser, claro, que a los supuestos lectores de mis palabras les provoque algún tipo de placer ser partícipes pasivos de mis catarsis. Bueno, y ¿a qué venía todo esto? Ah, sí. A la catarsis del día de hoy. Rsulta que desde que escribí aquella pregunta que ocupó un entrada en este blog, me quedé pensando en la respuesta. Porque claro está que hubo algo que generó que la escriba en ese momento, pero también es cierto que no me pasó sólo esa vez. Y es francamente molesto.

Hay refelxiones que sólo existen para mí y que me llevan a conclusiones con las cuales me siento tranquilamente satisfecha, por decirlo de alguna manera... pero después tengo esa maldita necesidad o costumbre de hacerlas voz y... es el fin. Las reflexiones se liberan y flotan en el aire. Todo toma otra perspectiva: lo pequeño se hace gigante y se suma una opinión o dos o tres y más pensamientos se empujan entre sí para hacerse paso entre las conclusiones que quedan acorraladas, allá, entre sus propias refutaciones que las transforman en pseudo-conclusiones borrosas, inválidas y carentes de peso. Todo un sistema de autoconvencimiento se derrumba y mi vulnerabilidad está más latente que nunca: al dudar de lo que pienso, pierdo mi propia perspectiva generadora de seguridad. Maldita voz. Voz que no cumple otro propósito que el de debilitarme...

¿Quién iba a pensar que mi mayor enemigo no es más que el grito de mi (in)consciencia?


miércoles, 11 de marzo de 2009

No quiero seguir, como hasta hoy, saboreando hasta la más pequeña gota de amargura que nos dé la vida. Gozaré el presente, y el pasado siempre será el pasado. Los hombres no sufrirían tanto si, en vez de aplicar tenazmente su imaginación al constante recuerdo de sus males, procurasen hacer sosportable su presente mediocre.

martes, 3 de marzo de 2009

¿Alguna vez te pasó eso de tener algo adentro y no darte cuenta realmente hasta que pudiste decirlo en voz alta?