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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Ando ganas de escribirte...

Ojalá pudiera soñar cuentos o escribir genialidades de un tirón.
Vamos, JFC, iluminame.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Gotas para los ojos

Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Terrible, pero hermoso.

viernes, 29 de mayo de 2009

Hopscotch

Toda teoría del lenguaje que sea sensata y rigurosa
demuestra que una traducción perfecta es un sueño inalcanzable.
A pesar de esto, la traducción existe.

Umberto Eco, Experiences in Translation.

I touch your mouth, I touch the edge of your mouth with my finger, I am drawing it as if it were something my hand was sketching, as if for the first time your mouth opened a little, and all I have to do is close my eyes to erase it and start all over again, every time I can make the mouth I want appear, the mouth which my hand chooses and sketches on your face, and which by some chance that I do not seek to understand coincides exactly with your mouth which smiles beneath the one my hand is sketching on you.

La segunda novela de Julio Cortázar, Rayuela, fue publicada por primera vez en 1963 y traducida al inglés por Gregory Rabassa, especialista en letras latinoamericanas nacido en Nueva York en 1922. Su traducción de Rayuela le valió el Premio Nacional del Libro en 1966. Durante el proceso de traducción, Rabassa le enviaba borradores de su traducción al autor, quien, a su vez, se los devolvía con correcciones, comentarios o preguntas.

La terea de un traductor literario es en muchos aspectos similar a la de un escritor. La diferencia radica en que el traductor no escribe sino que reescribe; no comienza de cero como el escritor sino que recrea, mediante un código lingüístico diferente, un texto que ya existe. Para hacerlo apropiadamente, deberá tener competencia lingüística en ambos idiomas y una gran habilidad para manipular la lengua a la cual traduce (de lo contrario, se verá atrapado en una jaula delimitada por sintaxis, morfología, restricciones literarias y consideraciones culturales que debilitarán, o inclusive, arruinarán el producto final).

En sus cartas a Rabassa, Cortázar deja ver su postura cautelosa y alerta a los movimientos del traductor y constantemente evalúa la calidad de su trabajo. A medida que adquiere confianza en él, el escritor cambia de actitud y se muestra con más ánimos de cooperar, siempre dispuesto a ayudar. Cortázar terminará reconociendo las habilidades del traductor y le comunicará que, como autor de la novela, está realmente satisfecho con el trabajo logrado.

Leer una obra literaria traducida no es lo mismo que leerla en el idioma original, pero una buena traducción no solamente es posible sino que también es necesaria ya que es la única manera en que los lectores pueden acceder a la literatura que emerge fuera de sus culturas.

domingo, 19 de abril de 2009

Sobre la fotografía

Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías, actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños, pues exige disciplina, educación estética, buen ojo y dedos seguros. No se trata de estar acechando la mentira como cualquier repórter, y atrapar la estúpida silueta del personajón que sale del número 10 de Downing Street, pero de todas maneras cuando se anda con la cámara hay como el deber de estar atento, de no perder ese brusco y delicioso rebote de un rayo de sol en una vieja piedra, o la carrera trenzas al aire de una chiquilla que vuelve con un pan o una botella de leche. (…) El fotógrafo opera siempre como una permutación de su manera personal de ver el mundo por otra que la cámara le impone insidiosa.

jueves, 16 de abril de 2009

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

jueves, 26 de marzo de 2009

Hasta el hartazgo

Por eso se había acostado, como si el sueño pudiera interponerse y cerrar un ciclo donde algo se estaba desorganizando y moviendo de un modo que no quería concebir. Todo volvería a estar bien con la mañana. Con la mañana todo volvería a estar bien.

lunes, 16 de febrero de 2009

Esto lo estoy tocando mañana...

Que a un señor lo sientan en una silla en un estudio de grabación y hay un gran silencio y luego sale una voz así como de la nada, una voz que parece ya muerta... Y del otro lado habrá un día un señor que comprará el disco y lo escuchará en su casa y será un poco, también, como si él estuviera muerto cuando lo escucha. Todo es distante y diferente y parece inconciliable, y a la vez todo se da simultáneamente en este momento, que todavía no existe para mí y que es, sin embargo, el momento en que usted escucha estas palabras que yo grabé en el pasado, es decir, en un tiempo que para mí, ahora, es el futuro. Juegos de la imaginación, dirá el señor sensato que nunca falta entre los locos. Como si eso fuera a decir algo...

domingo, 8 de febrero de 2009

Nunca me gustaron los conejos, pero...

(¿Sabe usted que la misericordia permite matar instantáneamente a un conejito dándole a beber una cucharada de alcohol? Su carne sabe luego mejor, dicen, aunque yo… Tres o cuatro cucharadas de alcohol, luego el cuarto de baño o un paquete sumándose a los desechos.)