Hoy tuve que ir a hacer el trámite para sacar el certificado de antecedentes penales (o lo que comúnmente se conoce como “de buena conducta”) Desde ya aclaro que como todo (creo) bípedo terrestre, ODIO la burocracia. Me levanté más que temprano para llegar antes de las 7:30 (horario en que empiezan a repartir los 300 formularios del día) y ahí empezó mi mañana caótica. Llovía tímidamente y decidí que no me iba a hacer falta el paraguas (WRONG), tomé cualquier camino, por estúpida o por seguir un poco dormida (no estoy segura) y tardé mucho más de lo normal en llegar. Mientras hacía la cola, me di cuenta de que mi documento descansaba muy tranquilo en la mesada de mi casa y, tratando de no perder la calma, esperé hasta llegar a la ventanilla para ver si encontraba alguna solución. Del otro lado, el hombre era sorprendentemente simpático y se ofreció a reservarme un formulario para que yo busque el DNI y vuelva “No llegues más tarde de las 9, por favor” Schumacher un poroto al lado mío (como siempre, pensarán algunos). Volví a mi casa, que dicho sea de paso, queda en la otra punta de la ciudad, busqué el bendito documento que parecía mirarme burlón desde la mesada y emprendí el regreso, previa cargada de nafta (sí, porque encima ESO, se me había prendido la luz de reserva bien temprano a la mañana). Ya llovía con muchas más ganas y Agostina se estaba mojando de lo lindo. Volví a la ventanilla, el hombre me dio el formulario haciendo algún chiste que ya ni me acuerdo y me puse a completarlo para ir después a caja y abonar. ¿Alguien me puede explicar para qué sorcho necesitan saber mi estatura y por qué mierda te piden que escribas tu color de piel? El color de piel… posta que eso me dejó con la boca abierta, yo creo que se podría considerar como el acto más abiertamente discriminatorio. Por supuesto que ese casillero quedó en blanco (tomá, policía federal (?)) Tenía que esperar que me llamen para sacarme la foto y después para pintarme los dedos (otra cosa que no me agrada en lo absoluto). Dos horas esperé… mientras veía que la gente que había pagado después de mí pase y pase. Por estúpida (nuevamente) decidí no pararme a preguntar por qué yo seguía ahí, cuando se supone que van por orden de llegada, me pareció que había demasiada gente como para interrumpir y esperé pacientemente. HASTA que una señorita que llegó a las 11:25 se liberó a las 11:30 (yo estaba encerrada en el subsuelo de ese bendito y asqueroso lugar desde las 7:20) Ahí me levanté y resulta que mi formulario estaba ahí, que el señor me llamó un montón de veces. No, señor, no me llamó porque si no, no me estaría viendo la cara. ¿Se piensa que me encanta perder toda mi mañana en un lugar como éste? Ah, sí, es mi pasatiempo preferido. No le dije todo eso, pero algo parecido y sin el sarcasmo del final. En vez de demostrar mi profunda bronca, me largué a llorar por culpa de eso que nos vuelve estúpidas a las mujeres una vez al mes. En realidad se me hizo un nudo en la garganta y se me cayó mitad de una lágrima. Al resto las contuve porque no me gustaba la idea de convertirme en una anécdota graciosa para este policía. Me sacó la foto, me pintaron los dedos y llegó el momento en que tenía que limpiarme. Fui al baño, si es que puede llamársele baño a un cuartito de 2 x 2 con 3 bachas y ahí contemplé The Horror. Canillas abiertas, todas, con un chorrito constante. Lo primero que hice fue intentar cerrarlas. No pude. Las tres canillas abiertas. La misma cantidad de agua emanando de ellas. Los tres grifos trabados. No podía creerlo. Alguien había hecho eso adrede. Alguien había decidido muy inteligentemente que derrochar agua era lo más práctico. Claro, la gente no sabe abrir y cerrar grifos, hagamos el trabajo por ellos. Además, qué nos importa, el agua va y viene. Es una vergüenza y yo sigo sin poder creerlo. Ése es el ejemplo que da un organismo del gobierno. ¿Qué esperamos de los ciudadanos entonces? Qué pena me da la Argentina a veces. No me terminé de limpiar. Tenía partes negras todavía, pero no podía seguir siendo testigo de eso (no exagero, es muy fuerte lo que me provoca). Además quería llorar (o gritar) tranquila y necesitaba salir de ahí cuanto antes. Llovía aún más fuerte. Las gotas del cielo se confundían con las de mis ojos, afortunadamente. Me subí al auto y lloré un poco más. Después de unos minutos me sentía en calma y me alegré porque mi mañana estaba llegando a su fin.
lunes, 7 de febrero de 2011
domingo, 6 de febrero de 2011
It's an honor!
El viernes tuve el casamiento de mi profe de canto. En noviembre se casa mi mejor amiga. ¿Será señal de que la adultez se acerca? A mí me asusta el crecimiento. Bah, no me asusta, pero me genera una cierta incertidumbre que hace cosquillas. No es que esté parada en el medio de la vida sin saber qué hacer ni para dónde salir corriendo... algunos planes hay, o por lo menos esbozos de planes. A lo que quiero llegar con todo esto es a que mi mejor amiga se casa el 26 de noviembre y ¡soy su dama de honor! No, no es que se quiera hacer la yankee, es que el novio es estadounidense y bueno, en toda unión intercultural tiene que haber adaptaciones. El único problema es que voy a caminar del brazo de otro hombre hasta el altar. Novio, no te pongas celoso, sabés que con la única persona que quiero llegar al altar es con mi papá y para que me entregue a vos (soy lo más cursi que viene en persona). En fin, soy dama de honor. Dama de honor. Y, ¿qué quieren que les diga? a mí se me infla el pecho de orgullo. Lagrimeo de emoción cada vez que lo cuento. ¿Cómo se sentirá estar vestida igual a otras 4 personas y que sea a propósito?
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