Nunca me gustaron los conejos, pero...
(¿Sabe usted que la misericordia permite matar instantáneamente a un conejito dándole a beber una cucharada de alcohol? Su carne sabe luego mejor, dicen, aunque yo… Tres o cuatro cucharadas de alcohol, luego el cuarto de baño o un paquete sumándose a los desechos.)
A mí sí. Tuve un conejo. Me había olvidado cuando te conté de los nombres repetitivos. Se llamaba... Jaimito! Van tres con ese, JA. Mi vecinito me lo mató. Y ya que estamos, voy a subir la historia a mi blog.
ResponderEliminarJajajajaja! Pobre conejo. Venís mal con tus vecinos, eh?
ResponderEliminarJaja, SÍ.
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