Cada uno debe hacerse cargo de sus dolores, de sus pérdidas y ganancias, de sus conquistas, de sus sonrisas, de sus lágrimas. De su perdón, de su olvido. De sus convicciones, de sus dudas. De su libertad y de sus ganas de aprovecharla, vivirla, disfrutarla. El resto, lo que no se posee, debería ser una mera piedra en el zapato que en el momento en que empiece a molestar podamos sacudir. Sacudirla para dejar de responsabilizarnos por su existencia y concentrarnos en la nuestra. Ver la molestia en el suelo, pequeña, insignificante... y comenzar, lentamente, a alejarnos de ella hasta que ya no podamos distinguirla del resto. No hay más ciencia, ni teorías.
Muy cierto lo que decís aunque no tan fácil de poner en práctica, me encantó.
ResponderEliminarSaludos.
Excelentes palabras pequeña! Demasiado tenemos en nuestras vidas como para responsabilizarnos por otras. Por que al fin y al cabo, cuando nos responsabilizamos por otras, las piedritas del zapatos, las terminamos cargando en la espalda y nos sentimos culpables por aquello que no es nuestro...
ResponderEliminarTQ... y mucho
Claramente.
ResponderEliminarDarle la espalda a las irrelevancias, me agrada eso.
Total, lo que dejamos de ver comienza a existir menos.
Obvio, no podemos hacernos cargo de los sentimientos de terceros. Hay que abrir las alas de cada cual y saber hasta donde nos llevaran.
ResponderEliminarSaludos
F.-