lunes, 10 de noviembre de 2008

Escupí

No sé por qué escribo. Tal vez el aburrimiento y las emociones se mezclen lo suficiente como para que las palabras me hagan sentir que el peso de la carga es más liviano. Es escupir sentimientos en un “papel” y al releerlos no sentirlos tan propios. De eso se trata: de alivianar un poco el peso, dejarlo acá, para el que quiera leer, y para el que no también. Yo sé que cuando pase el tiempo y vuelva atrás voy a entender de lo que hablo. Tal vez ustedes no, pero es más simple de lo que parece. Hablo del peso, de una carga que llevamos todos. Kundera no estaría de acuerdo conmigo y tal vez deba reconocer que es más fácil concebir al ser como insoportablemente leve, pero no puedo concebirme a mí misma leve. No hoy y tampoco mañana. Escupí todo, no te guardes nada. No esperes el punto final para sentir que todavía hay palabras que deben ser dichas. En todas sus combinaciones, coherentes o incoherentes. No te reprimas, no va a haber otra oportunidad. La mente es un lío y procesa despacio… entonces se dice poco y después se piensa mucho y lo dicho más lo pensado decanta y es ahí cuando quisiéramos borrar ese punto final y seguir el párrafo. Pero ya no quiero ni puedo, es tarde. No se puede proyectar en el pasado. Quiero mi mañana hoy, si fuera posible.

martes, 16 de septiembre de 2008

Una suerte de Saramago


Ya no sé ni lo que hago, ¿a vos te parece?... Es una pérdida de tiempo. ¿Qué cosa? Pensar, pensar es una pérdida de tiempo. ¿Por qué lo decís? ¿En serio me lo preguntás? Sí, en serio te lo pregunto. ¡Porque sí! Porque no se llega a nada a no ser, claro, que los pensamientos se hagan voz y obtengas algún tipo de respuesta. ¿Y no pensaste que tal vez el pensamiento haya nacido para no tener respuesta? O mejor aún, ¿que haya nacido para que te preguntes y te contestes vos misma? ¿De qué hablás? No sé. Yo creo que tampoco. ¿Vamos? ¿A dónde? A donde sea, a donde no tengamos que pensar en nada. Eso es un tanto imposible. ¿Vos creés? No, yo sé. No, vos no sabés nada, sabés tanto como yo. Exactamente. Entonces no te hagas conmigo. No me hago, soy. ¿Qué sos? Lo sabés muy bien. ¿Lo sé? Sí. ¿Cómo lo sé? Pensá. Te dije que no quiero pensar. Y yo te dije que eso es imposible. ¿Cómo podés estar tan segura? Porque vos también lo estás. ¿Yo también? Sí, vos también. Bueno, basta. Andate. Vos no me dejás. Sí que te dejo, es más, te estoy echando. ¿Y por qué sigo acá? ¡No sé! Decime vos. Pensá. ¿De vuelta con lo mismo? Sólo vas a entender si pensás. Lo único que tengo que entender es por qué pierdo tiempo. No creo que “perder” sea la palabra. No importa lo que creas, chau. Sí, definitivamente ahora sí me voy. Lo sé. ¿Cómo? Porque pensé. Te dije que era imposible no hacerlo…

jueves, 4 de septiembre de 2008

Historia (breve) de un texto breve

Existió un texto breve producto de un ataque de inspiración que estaba listo para el público; pero un error le dio el indicio de que, tal vez, el texto no quería ser leído. Entonces lo guardó y sacó otra hoja en blanco en la que jugó con otras palabras. Palabras que en su relación no tenían tanto sentido (como en aquel texto breve), pero a ella le gustaba jugar con las palabras. Siguió un par de líneas más hasta que se sintió realizada… porque todo lo que tenía para decir, ya lo había dicho en el texto breve. Y todo lo que tenía para no decir, también lo había dicho… por una simple necesidad de jugar con palabras que no dicen nada y al mismo tiempo lo esconden todo.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Hasta siempre...

No hay finales perfectos ni felices. Si fueran felices, no se llamarían finales. Y si fueran perfectos sería una mentira. Sólo hay finales… y ésos son los que, inevitablemente, dejan un vacío. La diferencia está en la calidad del vacío. Hay vacíos que torturan por una ausencia y hay otros que tranquilizan porque ya no queda nada más por decir y mucho menos por hacer. Dijimos adiós por última vez y me dirigí al lugar que había sido testigo de nuestros encuentros muchas veces. Sin saber por qué, pero con pasos firmes. Me vio llegar, me invitó a pasar y ahí me quedé. Lloré entonces y lloro ahora.

Por lo que fuimos y por lo que ya no es.

domingo, 24 de agosto de 2008

Día del lector

Los mensajes de texto sin duda acortan distancias y, para una abuela que vive sola a tres horas de la ciudad sin teléfono fijo, resultan un medio de comunicación bastante importante. "hoy es el dia dl lector, x j.l.borges q un dia como hoy nacia hac 109 AÑOS. ABU" Suelen ser más incomprensibles, pero incomprensibles y todo, me llenan de alegría y admiración porque no todas las abuelas tienen esas ganas fervorosas de aprender cosas nuevas.

En fin, estaba esperando algún texto adecuado para esta foto que saqué hace un tiempo ya. ¿Y qué mejor que éste?

Feliz día del lector a quéllos que se consideren tal cosa.

lunes, 18 de agosto de 2008

Gracias (por la huella mágica)

Entonces se percató con sorpresa de que no era desdichad[a]. La presencia física era mucho menos importante de lo que había supuesto. Lo importante era la huella dorada, la huella mágica que había dejado en su vida y que nadie podría quitarle. Antes de desaparecer de su vista tuvo tiempo de poner en sus manos la escoba de Hércules, con la cual barrió de su vida todo lo que no quería. Aquella inesperada felicidad, aquella comodidad, aquel placer que le producían la libertad y la nueva vida, ése era el regalo que le había dejado.

Después de un domingo tan lleno puedo (hoy) pedir prestadas estas palabras y sentirlas mías, aunque sea por un segundo. Porque ésa es la magia de la escritura: trasciende el tiempo y el espacio. En otro lugar (totalmente lejano), en otra época (mucho más moderna), en otra situación (similar y a la vez distinta), yo me identifico.

jueves, 17 de julio de 2008

Querer es poder

Quiero una voz apagada, un sueño oscuro y lágrimas secas. Quiero recordar en blanco y negro y proyectar en ningún color. Quiero construir imágenes que se asemejen a ideales. Y romperlas cuando se hagan realidad. Quiero ser y parecer hasta la confusión. Quiero verdades incómodas y no mentiras que tranquilicen. Quiero el crecimiento que viene con el dolor y la felicidad. Quiero una soledad inquebrantable y una compañía incondicional. Y quiero mi voz. Fuerte y clara. Y quiero escucharla por sobre todas las cosas.

martes, 17 de junio de 2008

El arte de dormir y estar despierta...

Algo que vengo perfeccionando desde hace unos días. Resulta que sí duermo, pero no completamente y resulta que sí, estoy despierta, pero tampoco completamente. ¿Entonces qué estoy? Es ese estado de transición que me exaspera, que alimenta mi mal humor y mis dolores corporales (enfatizando el de cabeza). Es ese estado que apaga mis ganas de estudiar (No debería decir ‘ganas’, debería decir ‘mi poca voluntad’, aunque en realidad es más de la que admito) Y hoy, en este preciso instante las obligaciones son directamente proporcionales a mi cansancio. ¿Entonces? Malgasto mi tiempo escribiendo esto porque pocas ganas tengo de leer una historia editada en 1893. Una larga historia editada en 1893. Y de leer Lingüística y de entender Gramática… pocas. Y me abruma la idea de un nuevo miércoles, sin horas suficientes. De una semana que se escapa y de las que llegarán. Esta noche quiero dormir y estar dormida…

jueves, 12 de junio de 2008

El arte de tomar apuntes...


Cuando el cansancio gana y palabras claras al principio son palabras incomprensibles al final. No por el contenido, si no porque la sola pronunciación aturde. Se escribe por inercia. Es una carrera en la que te obligan a correr y seguís, seguís. Y no mirás atrás ni a un costado porque sabés que vas a atrasarte, que todo va a avanzar y vos te vas a quedar ahí, en perfecta estaticidad, sin saber si quedarte, esperar o correr de nuevo. Yo prefiero el dinamismo, corro de nuevo y cruzo la línea de llegada. Fin de la clase.

martes, 10 de junio de 2008

Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste?

La mente no hace otra cosa que manejarse por asociaciones. Música y lugares con personas, experiencias, situaciones, sensaciones. Me fui… respiré otro aire, corté con la rutina, desasocié. Las sabias palabras de mi mamá y mi papá resonaban en mi cabeza. Una que otra lágrima rodaba por mi mejilla al recordar esos abrazos antes de partir. Sí, me iba sólo por un día, pero hacía más tiempo que yo no estaba entre ellos. Fueron veinticuatro horas de vivencias condensadas en recuerdos. Un viaje en colectivo con lecturas bíblicas incluidas. Películas que sólo escuchábamos con auriculares. Confesiones, charlas mundanas, llantos y risas. Caminatas bajo una lluvia que apenas mojaba la ciudad. El refugio de las Galerías Pacífico cuando las gotas fueron más tupidas. La grata compañía de aquella persona con la que tengo una conexión especial. Siempre la tuve. Su nombre traía a mi memoria una canción que canté bien despacito mientras recorríamos la calle Florida “Quién sabe Alicia este país…” pero ella me interrumpió: “no estuvo hecho porque sí.” Nos miramos y soltamos una carcajada. El almuerzo que se prolongó para matar el tiempo, aunque ninguna de las dos quería que se nos escurriera. El hombre simpático del kiosco de la esquina. - ¿Cómo hacemos para ir a Palermo Soho? - ¿Qué tiene que ver Palermo Soho con la caramelería? (Caramelería: estableciemiento en donde se venden caramelos y/u otras golosinas, pronúnciese ‘garamelería’) (Palermo Soho: zona de locales comerciales para que gente como nosotras se sorprenda de que un simple saquito esté valuado en $980, y lo que es peor, de que exista gente que esté dispuesta a pagar ese precio) Un café acá, otro allá. Viajar en subte gratis sin saber por qué. Observar a una autora comprar su propio libro. Y para no quedarme atrás, comprarme uno yo también. Los viajes en taxi en los que no pasaba desapercibida nuestra procedencia. El contraste entre el frío gris de la ciudad y nuestra alegría de encontrarnos ahí, juntas. El regreso y el abrazo final, reafirmando una amistad que empezó hace años y que necesitaba darse un día entero.

martes, 3 de junio de 2008

I Wish I Cared

To love me truly or let me go
In-between I don't wanna know
This is how it has to be
No more us and no more we...

sábado, 31 de mayo de 2008

Dos Días en París

No sabía lo que era. No pude negarme ante un "dale" tan insistentemente dulce de mi papá. Y fui, aunque con ese título no quedaban dudas: era una comedia romántica. Pero después me dijo que era francesa y dije 'ah, estoy a salvo'. Esa tranquilidad me duró hasta que empezó y los protagonistas hablaron en un perfecto inglés. Malditos protagonistas. La película fue escrita y dirigida por Julie Delpy, mujer que empecé a admirar después de su increíble actuación en Antes del Amanecer y Antes del Atardecer. Y ni hablar de A Waltz for a Night... Pero eso no viene al caso. Sus palabras, en la película de hoy me devolvieron a la realidad de mi existencia: "It always fascinated me how people go from loving you madly to nothing at all, nothing. It hurts so much." No diría que me sentí completamente identificada, pero bastó para que rompa en llanto. No veía lágrimas en otras mejillas. Sólo sentía las mías. Mi papá trató de hacerme reír de mil maneras y en un abrazo sumamente cálido y sentido recuperé un poco la tranquilidad. Y acá estoy, pensando, pensando y pensando... que debería cerrar los ojos y apagar mi mente.