El vínculo es inquebrantable y el deseo de romperlo genera angustia. Ya no sé si la culpa es mía, del vinculado o del resto. Y aún sabiendo que, sea como sea, poco importa, no logro encontrar la forma de alejarme. Mejor dicho, no logro, si quiera, empezar a
buscar la forma... y muero un poco en cada intento. Porque es liberación no verte y prisión tenerte cerca. Es una lucha entre el sentir, el pensar, el saber, el querer, y el (no) poder. Una lucha que no puedo más que pelear por mí misma. Conmigo misma. Para mí misma.
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